viernes, noviembre 17, 2023

martes, julio 31, 2007

Matrículas

Bueno...llevo un montonazo de tiempo sin publicar, debido sin duda a los grandes esfuerzos hechos durante el curso, a las épicas gestas a las que día a día me enfrentaba y a la promesa de estudiar al día que, cumplida por supuesto a rajatabla, no me permitía ninguna distracción, ni siquiera para poner al día mi querido blog al que ahora vuelvo...
Bien, dejémonos de falacias: lo cierto es que durante el curso no he hecho absolutamente nada, he estudiado las dos últimas semanas antes de los exámenes, he vagueado todo lo que he querido y más, las épicas gestas a las que me he enfrentado no han sido sino las misiones del videojuego Baldur's Gate...y el hecho de que no haya pasado por aquí desde febrero se debe única y exclusivamente a la pereza. Me siento fatal conmigo mismo (otra falacia, me temo).
El caso es que ha pasado tanto tiempo que...ya estamos a mitad del verano. Ya hemos tenido ocasión de pasarnos medio julio con los de la parroquia restaurando una iglesia en Salamanca y de pasar el resto del tiempo disfrutando de un calor infernal y del resto de los pequeños placeres de esta época. Y hoy, finalmente, me ha llegado la hora de hacer la matrícula de la Universidad para el nuevo curso que se acerca. Y, aunque en la hojita de instrucciones que nos dieron nos dejaron muy claro que no querían ni vernos ("Los alumnos deberán realizar la matrícula PREFERENTEMENTE desde sus casas a través de Internet"...), Isa me recomendó sabiamente que hiciera acto de presencia en la Uni, recordándome la dramática historia de un compañero nuestro que tuvo que entrar en el turno de tarde cuando, al dejarle colgado el ordenador de su casa, llegó a la Universidad para solucionarlo con tres horas de retraso, lo que provocó que absolutamente todo el mundo pasase antes que él.
Así pues, esta mañana a las 9:30 me personé en la Uni, para a continuación acceder al aula de informática y sentarme ante un ordenador...

Gracias a Dios que hice caso a Isa.

Empiezo a comprobar que mis datos son correctos, selecciono las asignaturas que corresponden y, después de una pequeña pelea con el código de una de ellas, paso a revisar los datos de la cuenta bancaria. Para mi sorpresa, me quedo bloqueado en la página y no hay manera de salir. Clic, clic, reclic, criticlic...con el dedo sobre el ratón, angustiado, le pregunto a una compañera de clase cómo ha salido ella, a lo que me responde: "Pues pulsando la pestañita que...oh, vaya...a ti no te aparece".
Con un resoplido, llamo a una becaria. Ella evalúa la situación, mueve unos cuantos hilos, hurga un poco por aquí y por allá...y termina diciéndome que cierre todo y vuelva a empezar desde el principio.
Incrédulo pero resignado, procedo a obedecer y repetir el proceso, pero claro, sería mucho pedir que todo saliese bien. Una ventanita que reza "No tiene permiso para seleccionar domiciliación bancaria como forma de pago" me deja de nuevo estupefacto.
Llamo a otro becario, que me pide el DNI. Se va, consulta unas cosas con sus compañeros, teclea algo en otro ordenador y...vuelve y me dice que el sistema se ha escacharrado y que lo único que se puede hacer es cerrar todo y empezar desde el principio.
En fin. Que mientras vuelvo a introducir mis datos y mi contraseña por enésima vez, no puedo evitar pensar en la razón que tiene el amigo JMV en sus sabias, verídicas y al cien por cien auténticas publicaciones...

domingo, febrero 11, 2007

Cáspita

Acaban los exámenes. Por fin. Parecía que ese momento no iba a llegar nunca, pero sí que llega.
Y para celebrarlo, ¿qué mejor que una tranquila quedada con los amigos, ya libres de estrés y agobio? Nuestro objetivo: la exposición de Escher que hay cerca de Plaza de Castilla y que llevamos tiempo queriendo visitar. Allá nos vamos Álvaro, Javi, Isa y el menda.
Llegamos allí, compramos las entradas y bajamos al recinto, donde nos aguarda un arco detector de metales y una máquina de rayos X. "Móviles apagados, por favor...-nos indica el personal-. Las mochilas pasadlas por aquí, y todo lo que llevéis que sea metálico dejadlo en esta mesa, por favor".
Seguimos las instrucciones: las llaves, monederos, móviles, prótesis dentales y piernas ortopédicas van a parar a la mesa, mientras nuestras mochilas son examinadas en la maquinita de marras. A continuación recogemos las cosas y seguimos nuestro camino.
A los pocos pasos, Álvaro, que iba rígido a más no poder, suelta un suspiro de alivio y se lleva la mano a la frente:
"Dios bendiga la seguridad española -dice-. Llevo en la mochila todo el material de disección y todo el juego de cuchillas del bisturí..."
Isa parpadea, parece caer de pronto en la cuenta de algo y dice a su vez:
"Upsss...yo llevo la navaja" (haciendo alusión a un recuerdo que le traje de Albacete, con una hoja de unos 10 u 11 centímetros considerablemente afilada).
"Bien, pues lo que tenéis que hacer ahora -dice una tercera voz a nuestra espalda- es volver a subir y dejarlo todo allí".
Absolutamente acoj*nados y completamente patitiesos nos damos la vuelta, para descubrir a un individuo de mediana edad, con pelo y barba castaños, al que no habíamos visto antes debido a que se encontraba inmerso en la oscuridad que reinaba detrás de nosotros, y que lleva un uniforme azul en cuya camisa figura la palabra "seguridad"...

lunes, diciembre 25, 2006

25/12/06

Ayer por la noche, nos reunimos en familia. Estuvimos de charla, hicimos un rato el chorra, cenamos, seguimos haciendo el chorra (y en el caso de algunos, por ejemplo yo, comiendo, hasta el extremo de prometer que nunca más miraría siquiera un trozo de mazapán, promesa que ha durado hasta que me he levantado esta mañana para desayunar), cantamos villancicos (cada uno de los presentes en un tono diferente, pero la intención era buena)...y a las doce de la noche nos congregamos en torno al Belén para darle a Dios hecho hombre (o niño) el homenaje que se merece.
Aunque en los tiempos que corren esa última parte haya caído bastante en el olvido, no hay que dejar de recordar que precisamente ese acontecimiento es el responsable de que estos días sean festivos, de que nos reunamos y nos lo pasemos bien con nuestras familias y amigos, de que durante unos pocos días todo el mundo esté de buen humor, de que podamos hacer una breve pausa en nuestra ajetreada vida y tomarnos un respiro (aunque haya que estudiar y todo eso)...
Así que, teniendo eso muy presente, FELIZ NAVIDAD PARA TODOS.

viernes, noviembre 17, 2006

Salidas de campo

Este año tenemos asignaturas que ya tienen algo que ver con la carrera. Entre ellas destacan la Zoología y la Botánica. Ambas son similares en cuanto al número de horas de clase, las toneladas de prácticas a las que debemos enfrentarnos, los nombres científicos tan graciosos de los organismos que en ellas se estudian...y las salidas de campo.
Se supone que el objetivo principal de estas últimas actividades es que podamos observar sobre el terreno cómo se desenvuelven en la naturaleza esos seres que en principio son sólo unos nombres más a aprender en las clases teóricas, pero la realidad es que también sirven para observar hábitos curiosos de los otros seres, esos llamados humanos, con los que compartimos dichas clases.
La primera salida fue de Botánica: una visita al puerto de Canencia para familiarizarnos con las especies vegetales que hay por allí. Hacía frío y, aunque tuvimos la suerte de que no nos llovió, la humedad del ambiente era un buen factor para que todo tipo de líquenes y hongos proliferasen. En un momento dado, alguien llamó la atención de nuestra profesora diciendo que había visto un grupo de setas muy curiosas, y ésta acudió pronto para examinarlas.
-¡Son níscalos! -exclama muy contenta-. Aprovechad y coged unos cuantos, chicos, porque hay mucho buscador de setas por aquí y pronto habrán desaparecido...-(todo esto lo dice mientras va recogiendo los níscalos uno tras otro y llenando con ellos una gran bolsa)-. Son un manjar exquisito, coged todos los que queráis y lleváoslos a casa -finalmente se incorpora y nos sigue animando a que cojamos, señalando con la mano hacia un negruzco montón de tierra vacía sobre el cual, veinte segundos atrás, había níscalos. Se guarda la bolsa y emprende alegremente la marcha.
Luego, a la hora de comer, pudimos estudiar las diferentes facetas de la gente de clase. Mis amigos y yo nos reunimos en un pequeño grupo en el cual estaban incluidos, por un lado, dos compañeros nuestros que son capaces de coger la frase más inocente que uno pueda decir y descontextualizarla, adaptarla y sacarla de quicio para convertirla en algo totalmente depravado, y por otro lado un compañero que hemos conocido este año, numerario del Opus Dei y que NO estaba al corriente de esta peculiar forma de ser de nuestros dos amigos...el resultado fue que, cada vez que estos abrían la boca, podíamos observar una transformación alucinante en el rostro del otro, que quedaba convertido en la viva imagen del pánico. Lo cierto es que fue una conversación muy curiosa.

En la segunda salida, de Zoología, se trataba de ir a observar aves a las lagunas de La Mancha. El inconveniente que tiene una salida de Zoología frente a una de Botánica es que, si llueve, los animales tienden a esconderse (tal como dijo Isa, "los animales se quedan en su casa cuando llueve. No se van ahí como imbéciles a estudiar humanos"). Y, cómo no, llovió. Llovió a cántaros. A mares. Nos cayó una lluvia tan bestial que los profesores estuvieron a punto de cancelar la última parte de la salida (cosa que al final no hicieron, para disgusto de todos). Además, el viento gélido que soplaba por allí, aparte de dar la vuelta a los paraguas y destrozar los chubasqueros, tuvo la habilidad de congelar nuestros pantalones empapados, convirtiendo la "excursión" en algo bastante desagradable. Conseguimos ver, no obstante, algunos animales (situación similar a la de la salida de Botánica cuando nuestros dos amigos antes citados se enteraron de que la gallineta tuvo la mala suerte de ser conocida también con el nombre de "polla de agua"), pero cuando finalmente llegamos a la Universidad a las 19:30, estábamos tan agotados y hartos que casi nos habría dado igual no ver nada.
Al día siguiente (ojo, que eso es importante) aparece mi padre con una especie de pantalón de chándal. Compruebo anonadado que es impermeable, y le pregunto "¿Qué es eso?"
"¿Esto? -me responde-. Es un sobrepantalón para los días de lluvia, para sacar al perro a pasear. Lo he comprado esta mañana. ¿A que va a sernos muy útil?"

domingo, noviembre 05, 2006

¿Una fecha más?

Recuerden, recuerden
el cinco de noviembre.
Conspiración,
pólvora y traición.
No veo la demora
y siempre es la hora
de evocarla sin dilación.
¿Y por qué recordar esta fecha? En principio, no parece que valga la pena: tal día como hoy, hace más de cuatrocientos años, un hombre trató de asesinar al rey de Inglaterra y hacer saltar por los aires el Parlamento Británico. No lo consiguió, puesto que fue detenido y posteriormente ahorcado. Fin de la historia. No es digno de ser recordado. Seguramente la gente pensó que no era más que un criminal y que se lo tenía bien merecido...pero lo cierto es que detrás de todo aquello había unos ideales, algo por lo que ese hombre creyó que merecería la pena luchar. Y así lo hizo, afrontando los riesgos y asumiendo las consecuencias, con el ánimo de hacerse oír y de conseguir lo mejor para él y para su gente. Los métodos que utilizó quizá no fueron los adecuados, y sería una barbaridad tratar de justificarlos, pero él consideró que perseguía una causa noble y emprendió su tarea con decisión, alentado por esos ideales. Y eso es algo que sí hace que merezca la pena recordar este día...
Recordemos el cinco de noviembre. Recordemos a Guy Fawkes.

sábado, octubre 28, 2006

28 de octubre

Todo se desarrolla como siempre: empiezo a ver una luz grisácea, preludio del día, filtrándose a través de la cerrada puerta de mi habitación y la ventana del tejado. Me acomodo e intento seguir durmiendo. Es sábado y estoy en mi derecho, hoy no tengo que salir corriendo hacia la Universidad...hoy no hay prisas, ni las habrá hasta que mis padres empiecen a decir que si no me levanto ya, me quedo sin desayuno...y para cuando ese momento llegue, me sentiré bastante descansado. En realidad no es que necesite dormir más, es simplemente la satisfacción de poder quedarse un rato tranquilo, sin hacer nada, un par de días a la semana.
La primera llamada se deja oir desde el piso de abajo: "Chicooos, a desayunaaar". Musito un poco convincente "Ya voooy" y vuelvo a cerrar los ojos. Solo un ratito más...
La segunda llamada llega al cabo de un rato. Empiezo a oir signos de actividad en la planta de arriba: mis hermanas ya están en danza. Habrá que seguir su ejemplo tarde o temprano...
Sin dar lugar a una tercera llamada, me desperezo, retiro la colcha, la manta y la sábana (ya hace frío desde hace unos días), me vuelvo a desperezar y me dirijo hacia la puerta tras calzarme mis zapatillas. Abro y salgo.
Todo se sigue desarrollando como siempre: voy al baño, me lavo la cara y bajo a desayunar. Es al llegar al porche, donde está toda la familia, cuando las cosas se empiezan a desarrollar de manera diferente: no todos los días recibe uno felicitaciones sin haber hecho absolutamente nada; no todos los días se pasa uno la mañana atendiendo llamadas al teléfono y respondiendo mensajes al móvil; no todos los días tus conocidos se muestran especialmente sonrientes cuando te ven (aunque, por lo que yo sé, les caigo bien, que quede claro), y no todos los días uno se plantea la absurda pregunta de "¿En qué va a cambiar mi vida a partir de ahora?" (Bueno, quizá esto último sería más típico hace un año). Y seguramente el hecho de que no sea así todos los días es lo que hace este 28 de octubre tan especial para mí...
Porque desde hoy, es un año más el que (de momento no, pero en un futuro seguro que sí) curvará mi espalda. Y ya van diecinueve...