domingo, noviembre 06, 2005

¡Esos pulmones de nadador...!

Ayer organicé una quedada que desde hace unos años es tradicional: mis amigos de toda la vida vinieron a casa para celebrar mi cumpleaños, pasando una tarde muy agradable y de buen rollito. Antes de que vinieran, Álvaro y yo nos acercamos a una tienda de por aquí para comprar velas para tarta, dado que un cumpleaños no es lo mismo sin velas. Lo único que me hacía falta era el número 8, dado que el 1 ya obraba en mi poder, pero (cómo no) el único número que pido en la tienda es el único número del que no disponen en la tienda en ese momento. Paciencia. Hay muchas alternativas...opto por llevarme velas de las clásicas, sin forma de número. Cojo dos paquetitos de doce velas cada uno y emprendemos el camino a casa. Allí, las dejo preparadas para ser puestas en la tarta (que no era exactamente una tarta, sino un roscón relleno de nata, para mayor precisión) y esperamos a que lleguen mis amigos.
La fiesta transcurre apaciblemente entre merienda, música, fotos, chistes, gaitas y guitarras. A eso de las once y pico, cuando se decide que la gente ya debería ir volviendo a sus casas dado que los que viven más lejos tienen casi una hora de viaje, sacamos el roscón y encendemos las velas. Me llama mucho la atención el hecho de que saltan chispas de la punta de las mismas, pero no me parece que sea momento de andar con reflexiones filosóficas. Nos reunimos en torno a la mesa y yo procedo a soplar. No me asombro cuando veo que apenas he conseguido apagar dos, puesto que me ha pasado lo mismo toda la vida (no sé dosificar el aire de mis soplidos, y para cuando consigo apagar una vela nunca me queda aire para las demás), pero me quedo estupefacto cuando veo que las rebeldes llamitas se vuelven a encender solas. En cuanto al resto de velas, no hay forma de apagarlas por mucho que sople. Mientras mis amigos se parten el culo de risa (y me la contagian, con lo cual me quedo sin resuello cada vez que intento soplar), yo observo anonadado que cada vela que apago vuelve a llamear a los dos segundos. Me siento como en esos juegos en los que hay que atizar con un martillo a unos muñecos que salen de unos agujeros. Cuando finalmente la última de las llamas cae y yo me derribo agotado sobre la mesa, me explican que lo más seguro es que me hayan vendido "velas mágicas", que no se apagan nunca (mientras me lo explican, una de ellas se vuelve a encender). Es evidente que la dependienta de la tienda me ha timado, pero mi alucine va en aumento cuando veo que mis amigos las encienden de nuevo para comprobarlo y las apagan sin esfuerzo...
(Seguro que hubo trampa; estoy convencido de que estaban compinchados con la dependienta y no me quisieron decir nada para verme sufrir y reírse a mi costa...ten amigos para esto).

6 magos dieron su sabia opinión:

Anonymous Anónimo proclamó...

Fue bueniiiiisimo!!!! hacia tiempo q no me reia tanto.... tanta gaita y tanta leche y no apagas unas velitas de nada....

10:31 p. m.  
Blogger CGI MANAGEMENT proclamó...

Jejejeje, deberías haber invitado a ESTE AYUDANTE

¿Cuántas veces soplaste? Se nos olvidó contarlas...

¿18?

xDDDDDD

5:30 p. m.  
Blogger Kilian proclamó...

Je-je-je...se da el caso, chavales (y chavala) de que cuando os dedicasteis a experimentar con las puñeteras velitas solo tuvisteis que preocuparos de una cada vez. Me habría gustado que lo intentarais con el juego completo (Batracius, tú serás el primero)...lo de las chispas me dejó flipao, Mercklad. Seguro que llevaban hasta dinamita y resulta que las apagué a tiempo y todo...
Florecilla, yo creo que soplé unas pocas veces más...porque a una media de tres soplidos por vela, más luego teniendo en cuenta que cada vez que paraba para coger aire se volvían a encender la mitad...sale un total deee...vaya, he perdido la cuenta.

7:02 p. m.  
Blogger CGI MANAGEMENT proclamó...

Dí que sí, Mercklad, que está hecho un vago, tú achúchale, achúchale que llevo entrando aquí varios días y nada de nada!! con lo bien que escribe!!!
QUERE-MOS-POST!!!QUERE-MOS-POST!!!

9:59 a. m.  
Anonymous Anónimo proclamó...

Una anécdota para recordar. La verdad es que fue el broche de oro a una tarde genial.
Gracias por esos momentos que siempre recordaremos, Kilian, nos hacen muy felices ( me hacen muy feliz).
Es la primera vez que entro en tu blog. Muy divertido.

3:47 p. m.  
Blogger Kilian proclamó...

Me alegro de que te haya gustado, y de que lo pasáseis bien...a ver si te veo por aquí más a menudo.
Muchos besos...:)

12:13 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home