lunes, febrero 20, 2006

Un paseo, paso a paso

A continuación relato las diferentes etapas que constituyen un paseo estándar con Athos:
-Ya sea porque mi padre me lo pide o por iniciativa propia, me preparo para sacar al perro; en cuanto este último detecta algo de ruido indicativo de que estoy calzándome, poniéndome el abrigo o cogiendo las llaves, se planta en la escalera con los ojos fijos en mi habitación, montando guardia, expectante.
-Se lo confirmo: "Athos...¡vamos de paseo!" El tío se pone tan contento que se descalabra al bajar las escaleras. Le da igual. Él es feliz. Se queda abajo, esperando a que yo llegue, girando sobre sí mismo y jadeando, con la bocaza completamente abierta (arf, arf, arf...)
-Vamos al cobertizo donde guardamos, entre otras cosas, los enseres para el perro. Antes de nada, agarro una pelota de tenis y se la incrusto en la epiglotis (es la única forma que tengo de evitar que muerda el arnés cuando intento ponérselo, impidiéndome conseguirlo). Le pongo el arnés (dicho así suena muy fácil, pero lo podríamos traducir como "odisea durante la cual el abrigo de Juan Carlos acaba con más pelos de Athos que el propio Athos"). Le hago soltar la pelota y le pongo la correa (="odisea durante la cual Juan Carlos acaba chorreando baba de perro, mientras el propio perro, que no cabe en sí de gozo, no para quieto (y menos mal que ya no le da por mearse encima de mí, como cuando era un cachorro)"). Nos ponemos en camino.
-Le llevo a una zona de campo que hay detrás de casa. Le dejo suelto, para que se desfogue y haga todo lo que tenga que hacer. Generalmente, al rato vuelve con una nueva pelota de tenis, un palo el doble de grande que él, una piña o algún otro tesoro. Esta fase es la menos peligrosa, dentro de lo que cabe.
-Nos encontramos con el pointer del vecino, que tiene la manía de escaparse cada noche (el pointer, no el vecino). No hay peligro; es un perro muy jovencito al que le cae muy bien Athos y que solo quiere jugar. Le vuelvo a poner la correa a Athos, para evitar que se me vaya muy lejos corriendo con su amigo. Pasan un rato agradable jugando.
-Me distraigo un microsegundo. Error fatal: Athos estaba en ese momento echando una carrera con el pointer, y se olvida de que va atado. La correa sale disparada de mi mano, me deja cargado el brazo y los dedos hormigueando. Me acuerdo del perro y de toda su familia.
-Volvemos. Como es de noche y no veo ni torta, piso un rollo de alambre que algún imbécil se ha dejado tirado por ahí. Se me engancha en las piernas. Estoy a punto de abrirme la cabeza.
-Piso charcos, baches y barro, barro, más barro.
-Piso una cosa extraña. Demasiado tarde, recuerdo que Athos no es el único perro que frecuenta esta zona. Mientras me acuerdo de todos los perros de la ciudad y de todas sus respectivas familias, intento limpiar la suela en la hierba.
-Llegamos a casa, donde el pointer se separa de nosotros. Entro en casa cojeando, empapado, lleno de barro y pelos, helado y con el brazo dormido. Athos va pletórico; me mira como diciendo: "Qué bien nos lo pasamos, ¿eh? ¡Mañana más!"
Efectivamente, Athos...mañana más (suspiro).

martes, febrero 14, 2006

¿Cómo es posible?

¿Cómo narices es posible que una chorrada tan grande, una cosa tan increíblemente simple, sea capaz de enganchar tanto? Yo no me lo explico, pero la voy a poner aquí por si a alguien le interesa. Probablemente ya lo conozcáis, porque estas Navidades ha estado circulando de un lado para otro y ha sido un dato adjunto frecuente en correos electrónicos...de todas formas, si no lo conocéis, disfrutadlo. Espero que os guste...
Cuando pinchéis en el enlace y aparezca la página, bajad un poco hasta que veáis el dibujo de la nieve y los arbolitos de Navidad. Haced clic sobre él y...mucha suerte.
(Tened paciencia; tardaréis cinco minutos en cogerle el truco y luego es muy entretenido; se maneja todo con el botón izquierdo del ratón...ánimo).
Con vosotros (o ustedes, si lo prefieren)... el tiro al pollo.

jueves, febrero 09, 2006

Manías

Florecilla de Alcanfor me pasó el testigo y yo, humildemente, procedo ahora a relatar cuáles son mis principales manías.
-Y, ya que Florecilla, Nepo y otras personas han optado por contar alguna manía en lo que se refiere a dormir, yo haré lo mismo: al contrario que Florecilla, yo necesito una completa oscuridad y un silencio sepulcral a mi alrededor para poder conciliar el sueño. El tictac de un reloj o la luz de una farola que entre por la ventana, dando forma a las cosas que hay en mi cuarto, son absolutamente incompatibles con mi reposo. Así, cuando duermo en casa ajena, lo primero que hago es sacar todos los relojes que haya en la habitación. También, si es posible, me gusta dormir solo, aunque tal vez sea por la fuerza de la costumbre adquirida durante todos estos años en casa (mis hermanas comparten habitación y yo tengo la mía).
-Si bien a la hora de dormir necesito silencio, durante todo el resto del día no puedo con él. Lo detesto (salvo a la hora de estudiar). Cuando estoy solo, pongo o toco música. Cuando estoy con gente, necesito mantener una conversación. Y, cuando no tengo puesta música y estoy entregado a reflexiones filosóficas, tiendo a emitir, en cuanto me concentro, una especie de ronroneo continuo que, si bien a mí me ayuda a relajarme, al resto de la gente le saca completamente de quicio. (El ronroneo tiene sus propias variantes: gruñidos, chasquidos, siseos y algún extracto del idioma wookiee cuando lo que hago es estirarme, bostezar, buscar una posición más cómoda en la silla, etc.)
-Cada vez que subo o bajo una escalera, tengo que acabar con el pie derecho. Si acabo de llegar a un sitio con escaleras que es nuevo para mí y resulta que voy a llegar con el pie izquierdo, doy un saltito para poder acabar como a mí me gusta. Además, si el sitio en cuestión se va a convertir en un paradero frecuente (por ejemplo, el primer día que pasé en la Universidad), lo que hago es memorizar si tal o cual escalera tiene un número par o impar de peldaños, para saber con qué pie he de empezar a subir.
-Una estupidez: cada vez que coloco los cubiertos en el lavaplatos, me aseguro de que no haya ningún tenedor, cuchillo o cuchara que esté solo en su compartimento. Los coloco siempre por parejas o en grupo y, si veo que la gente que ha pasado antes que yo por el lavaplatos ha dejado alguno solo, los redistribuyo. Esto es aplicable también a los bolígrafos en mi cartera, la ropa en mi armario, etc.etc.etc. Y si estoy comiendo, por ejemplo, frutos secos (y la naturaleza de los mismos me lo permite) intento cogerlos siempre en puñados pares. (Ya lo dije, estupideces).
-Cada vez que me fijo en la matrícula de un coche, intento conseguir el número 10 a base de operaciones con los números que ésta contiene. Ese mismo número es el que dejo guardado siempre en la calculadora antes de apagarla.
Por lo demás, no sé...detesto el ruido del aspirador, no soporto el "ti-ti, ti-ti" de la alarma del reloj (cada vez que la utilizo como despertador, me levanto cabreado), me coloco con el olor a garaje, tengo la necesidad de tener siempre algo en las manos (mientras escribo esto estoy jugueteando con dos puertecitas muy graciosas que hay en el ordenador y que no sé para qué sirven), no puedo estudiar quieto (empiezo en la silla y acabo sentado o tumbado en el suelo con los apuntes cuidadosamente diseminados por todo el cuarto), etc. Yo creo que podría seguir, pero el post me saldría un poquito demasiado enorme...
Así que ya está. Y, dado que Irvic ya está sobre aviso, paso el testigo a Ëarwen e invito a Mercklad y Batracius a que escriban sus manías aquí mismo, en algún comentario.
Hasta otra, pues.

miércoles, febrero 08, 2006

El retorno de Kilian

Pues aquí estoy otra vez. Después de un mes y pico sin pasar por aquí, hoy por fin hemos hecho el último de nuestros exámenes. Exhausto pero feliz, regreso a mi rincón, y lo primero que voy a hacer es ponerme al día en cuestión de blogs, posts y todo eso...así que voy a dar por concluida la elaboración de este post (aunque no sea una brillante disertación sobre algún tema trascendental) porque tengo lectura para rato. Florecilla, Ëarwen, Nepomuk, Bélver, Papa pan, Irvic y todo el mundo...allá voy.